Crítica de Sick of Myself: destructor humor negro sobre las consecuencias del postureo

Borgli lanza un dardo envenenado a la sociedad en la que vivimos en la que domina el eslogan acuñado por Lola Flores: “que charlen bien o mal, mas que charlen”. En un planeta que ha hecho de la fama un medio de vida y de la fama pública un valor en alza, hay quien busca estar en boca de todos al costo que sea.

El guion de Sick of Myself (película que para regocijo general se queda en unos gozosos noventa y cinco minutos, hasta en esto va a contracorriente) disecciona a través de un humor más que negro, muy negro, la necesidad incesante de dar el cante, de producir charla, de lograr “likes”, de conseguir la aprobación de los demás y, en definitiva, de nutrir egos voraces.

Está todo llevado al extremo… mas asimismo contando con un reflejo en la realidad pura y dura. Nuestra protagonista, que de manera frecuente se abstrae en ensoñaciones autocomplacientes, presenta una conducta digerible al trastorno facticio que la lleva a fingir enfermedades que no sufre o ocasionárselas a propósito para llamar la atención y conseguir reconocimiento social.

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Tráiler de Sick of Myself

Una malvada relación de pareja

Signe y Thomas tienen una relación malsana. Ninguno de los dos es lo que parece: se las da de artista moderno de élite cuando de verdad se dedica a hurtar para hacer después exposiciones y vender entrevistas a las gacetas del gremio y , agotada de estar a su sombra y de proseguirle el juego, pretende ensombrecer su éxito haciéndose la dueña de cada charla.

Signe trabaja en una cafetería en la que un buen día se genera un accidente y debe atender a una mujer que ha sido mordida por un cánido. Pronto se da cuenta del estruendos que puede llegar a hacer un evento así y comienza a pesquisar por Internet.

Así, da con un fármaco ilegal de origen ruso que provoca una fuerte reacción en la piel aparte de otros síntomas y se dispone a lograrlo y consumirlo de forma apremiante. Signe se termina de crear como personaje presta a salir a la opinión pública como una superviviente que se ha reinventado a sí logrando la compasión del resto y la ansiada fama.

El inconveniente es que su enfermedad no solo tiene un lado estético, asimismo le pasa factura a nivel físico y la hace meditar hasta en su entierro. Con sus, reglas, claro está, pues en su cabeza es la dueña de todas y cada una de las situaciones, hasta fallecida.

¡Mírame! ¡Mírame!

Si por algo resalta Sick of Myself es por su mala baba. On-line con películas como El triángulo de la tristeza, una de las películas que se ha colado en la recta final de los Óscar dos mil veintitres, es una sátira que examina no solamente las desigualdades sociales (los protagonistas son dos wannabe que le echan caradura a la vida), sino más bien la manera en la que la audiencia gloria a sus héroes mediáticos.

Ninguno de los dos busca la fama por mérito propio, creando algo por sí solos o aportando algo a sus comunidades sino toman los atajos: aprovecharse de trabajo de otros, inspirar pena, plantear una enorme redención (algo que marcha maravillosamente, todo hay que decirlo) o aun vender “la historia real” tras la manipulación.

Sick of Myself - Galería de imágenes

La película llega a ser surrealista mas asimismo sumamente afilada pues todo cuanto plantea lo hemos vivido de una forma u otra. Conocidos sin oficio ni beneficio que han caído en desgracia y se han vuelto a poner en pie, personas cuya fama e repercusión se fundamenta en dar lástima y beneficiarse de sus desgracias, en ocasiones auntoinfligidas…

En fin, es terreno conocido y se explota con un sentido del humor muy especial y agudo. En cuanto al resto es una producción pequeña, que cuenta con buenas interpretaciones y flojea al final, en el instante de rematar la historia, que tiene instantes culminantes hilarantes como todos aquellos en los que Signe se plantea su porvenir ideal.

Sea como fuere, Sick of Myself da para un buen discute para meditar de qué manera nos edificamos nuestra reputación, forjamos nuestras relaciones y qué valoramos del resto. El titulo le va al pelo al instante vital que atraviesa la propia humanidad enferma de ego, deseando ocupar un titular.

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