
Puede que Stephen King sea un escritor cuya obra ha inspirado ciertas películas más queridas de todos y cada uno de los tiempos, como Cadena perpetua, mas asimismo cuenta con adaptaciones que son genuinas bombas radioactivas que es mejor no tocar. Es posible que la próxima adaptación de las novelas de King vaya por estos caminos.
Los chicos del maíz, uno de los cuentos cortos incluidos en el libro El umbral de la noche, es una de las historias de la vasta colección de Stephen King que más películas ha generado. En verdad, hoy se estrena en cines de E.U. la undécima película de la franquicia.
Que sea una saga durable, no implica que sea buena. Cumpliendo con la tradición, la nueva película de Los chicos del maíz es aniquilada por la crítica especializada ya antes de su estreno.
La película de Kurt Wimmer es tildada de simplista, principiante y de tener un pobre diseño de producción, acorde con las actuaciones flojas de una buena parte de su reparto.
La crítica hunde la nueva adaptación de Stephen King
En IndieWire, por servirnos de un ejemplo, Christian Zilko no se corta un pelo y afirma que la película va de manera directa al cubo de la basura.
La nueva película de la colección de adaptaciones de Stephen King se queda, en el instante de redactar estas líneas, en un escasísimo nueve% de valoración en Rotten Tomatoes y un 13 sobre 100 en Metacritic.
Lo único en que múltiples críticos coinciden en salvar de la película es la interpretación de Kate Moyer como Eden Edwars, mas resaltan que no basta para salvar la adaptación del relato de Stephen King.
Otra película basada en la obra del escritor, y que, curiosamente, asimismo procede del libro El umbral de la noche, va a llegar en unos meses a los cines. Nos referimos a El hombre del saco (The Boogeyman), si bien las primeras proyecciones de esa película fueron bastante prometedoras.
Si la nueva película de Los chicos del maíz entraba en vuestros planes de visionado del año, tened presente el vapuleo que se ha llevado la adaptación de la historia de Stephen King para no llevaros —o sí— una sorpresa.