Las peores películas de Jean-Claude Van Damme… ¡Hay mucho donde seleccionar!

Le hemos cogido el gustillo a ser desalmados y tras revisar las peores películas de Arnold Schwarzenegger y las peores películas de Sylvester Stallone hoy le ha tocado el turno a otro de los grandes de los años ochenta y noventa que, como sus compañeros, prosigue en activo y dando además de esto bastante guerra.

Hoy vamos a hablar de Jean-Claude Van Damme, cuya carrera ha sufrido grandes avatares durante las décadas. Con todo, siempre y en toda circunstancia ha logrado reinventarse para reaparecer de sus cenizas ya sea riéndose de sí y de su elasticidad o de su carisma como icono de cintas de acción.

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Las peores películas de Van Damme

Que no os engañe el hecho de que en dos mil veintidos haya estado algo más quieto de lo normal: ya tiene un proyecto en postproducción y dos en preproducción.

En el primero de ellos, Darkness of Man lo vamos a ver al lado de Eric Roberts y Shannen Doherty dando vida a un agente de la Interpol que acepta el papel de figura paterna para Jayden, el hijo de un informante asesinado en una redada de rutina que salió mal.

Años después, Hatch se halla resguardando a Jayden y a su abuelo de un conjunto de pandillas malignas en una guerra territorial total, sin detenerse ante cosa alguna para resguardar a Jayden y combatir contra cualquiera que se interponga en su camino.

En Silent Kill y What’s My Name? reanudará asimismo dos papeles de acción sumando títulos con el tiempo lista de los que componen su carrera marcada de éxitos como Kickboxer o Soldado universal (y sus viles secuelas coprotagonizadas por Dolph Lundgren). ¡Si hasta se interpretó a sí mismo en un cameo en Friends!

Pero esta semana hemos hecho la moviola, tratando de ignorar prácticamente todos los lanzamientos a vídeo familiar de su larga e irregular filmografía. No nos hemos podido resistir a incluir UFO por ser un título curioso en el que su contrincante fueron los alienígenas (ver para pensar), mas el resto se estrenó en pantalla grande, produciendo no poco desazón entre la audiencia.

En fin, Van Damme es en sí algo más que ese joven actor abocado al cartel de turno que colgaba de la pared de más de dos: es un personaje en sí, prácticamente una marca registrada, y por eso lo queremos tanto… Como poco hay que decir que se ha abierto las carnes en pantalla… así que ¡larga vida a “los músculos de Bruselas“!

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