Uno de los grandes tradicionales de la literatura china del siglo IV a. de C. brinca ahora a la pantalla grande. Mi querido monstruo toma a un personaje mitológico como punto de inicio para crear una historia abierta a toda la audiencia.
Aunque el público occidental no está familiarizado con esta figura protagonista, prosigue los estándares del género de la animación para enseñar valores positivos y una peripecia muy colorista y animada que va a haber que digerir con los más pequeños a fin de que logren extraer los mensajes de la película.
La cinta ha sido dirigida por Jianming Huang, responsable de Bobby, el zorro (dos mil dieciseis) y creador de los estudios Daysview Animation. Y se trae entre manos, nada más y nada menos que un mito de la cultura china, así que el ahínco va dirigido a crear una propuesta comercial dando a la vez a conocer en otros rincones del planeta parte del folclore chino (que aun tiene su translación nipona).
Tráiler de Mi querido monstruo
Magia, misticismo y una explosión de color
Mi querido monstruo viene a probar el salto de calidad de la animación china, que lo tiene todo para competir por el favor del público internacional. Jugaría, en verdad, en una liga aún más fuerte si el guion hubiera planteado ciertas pistas anteriores ya antes de arrancar, por el hecho de que la película se vuelve algo confusa en su desarrollo al moverse en mundos que nos resultan muy extraños.
El doctor Bai Ze, del conjunto de islas llamado Kunlun, procura sanar a la población de una esencia venenosa que causa daños irreversibles de la psique y es una de las grandes amenazas del sitio.
Es tan inteligente como perseverante, mas en un determinado instante comete un fallo fatal que se salda con un descalabro clamoroso y la destrucción de los aledaños.
Como consecuencia, los ancianos del templo en el que ejercita la medicina lo expulsan y vive en el exilio a lo largo de 7 años durante los que se dedica a estudiar y mejorar sus dotes. Desea asistir a sus amigos, mas sobre todo a un joven llamado Yi, al que le acompleja una particularidad física que hace que se haya quedado atrás con respecto a sus semejantes.
Se trata de un qlin mas su cuerno no se ha desarrollado por completo, así que no puede utilizar su magia. Por una parte, Bai Ze precisa recobrar su nombre; por el otro, su paciente precisa su ayuda. De esta forma su misión va a ser desterrar a los Espíritus Oscuros, curar el planeta y respaldar a Yi.
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Un mensaje fácil, mas una exposición complicada
Aparte de su ritmo endemoniado y de que la película da por hecho que conocemos a los personajes y la mitología que se despliega ante nosotros, llama la atención el humor escatológico, en ocasiones aun algo bobo, y por consiguiente muy blanco, que no hace que la propuesta se distancie del público infantil.
Esto, al lado de un diseño de personajes formidablemente atrayente, un despliegue de la paleta cromática apabullante y una calidad intrínseca de la animación excelente hacen que sea una película aconsejable aun para los más peques, si bien tenga sus instantes de complicación argumental.

Las ideas son interesantes: se busca la canalización de la energía positiva, la superación de los fallos del pasado y no ceder a la tristeza, el sufrimiento o la desesperanza.
No pueden ser ideas más universales, mas la manera de llegar a todo ello con hechizos mágicos lanzados a través de estandartes, olas de energía y poderes múltiples, hace que el guion sea en ocasiones un tanto difícil. Es tal y como si ciertos acontencimientos se diesen “por el hecho de que sí”, lo que resulta algo frustrante.
Mi querido monstruo sin embargo es una propuesta de animación diferente, con unos códigos artísticos y lingüísticos diferentes a los frecuentes, mas no por esta razón merece menos atención. Resulta amena, estimulante y da para unas reflexiones postvisionado con la gente menuda. Un buen combo.