
Una de ellas (ya os charlaré de la otra en otra ocasión), es que qué opino sobre las notas, sobre puntuar los juegos. Pues, siendo directa, no me agrada, mas hay que hacerlo. Me explico.
Si por mí fuera, las puntuaciones en el momento de charlar de juegos habrían pasado a la historia hace unos años, muchos años. Ninguna puntuación será justa, jamás, por el hecho de que no estás valorando si una línea recta es recta. No haces una suma de factores que debe dar un resultado preciso.
En un juego para videoconsolas entran en competición todo género de elementos que están lejos de ser una ciencia precisa. La historia, la música, el diseño artístico, aun el género y la temática han de ser valorados para tener una foto general del juego para videoconsolas. Y, en prácticamente todos los casos, estos factores son sensibles, subjetivos, y sujetos al instante y a la temporada.
Tratar de resumir la esencia de un juegos (o bien de una pintura, una sinfonía o bien una novela) en una cantidad es tan inútil como impreciso y jamás, jamás, dejará al mundo entero satisfecho.
¿Qué marca la diferencia entre un setenta y nueve y un ochenta? ¿Cuánto influye que un juego esté traducido o bien no? ¿Los juegos a treinta fps puntúan menos? ¿Qué nota en gráficos le das a un Tetris en frente de un The Last of Us?
Además, ¿qué es un ocho para ti y qué es un ocho para mí? Cuando estudiaba, con un ocho aplaudía con las orejas. Para mi mejor amiga, un 8 era un descalabro absoluto… Las esperanzas asimismo juegan en este juego.
Así que, cuanto más lo pienso, más en contra estoy de las puntuaciones. Que un análisis de un juego sea bueno o bien malo no debería depender de lo conforme que estemos con la nota, si no de lo bien o bien de lo mal que el analista nos haya detallado las virtudes y defectos del juego.
Somos los lectores de ese análisis los que debemos decidir qué nota tiene ese juego para nosotros, para nuestros gustos y nuestras circunstancias, que asimismo influyen. Ese juego que para ti es de diez por el hecho de que es complicadísimo, es posible que para mí no pase de cuatro por el hecho de que es dificilísimo… Y los 2 llevaríamos razón.
Cualquier juego, cualquiera, se podría puntuar con un tres o bien con un nueve sin decir ninguna patraña. Bastaría con charlar solo de los defectos o bien solo de las virtudes. Bastaría con hallar solo cuanto queramos buscar.
Un profesional de la prensa especializada lo que procura es examinar todos y cada uno de los puntos de vista para intentar llegar a ese unicornio dorado que es la nota justa. Un usuario, un jugador, busca solo lo que a él le puede agradar o bien molestar. Y para gustos, los colores.
Me afirmaréis, “y si estás en contra, ¿por qué razón lleváis treinta años poniendo puntuaciones a los juegos?” Puesto que, primero, por el hecho de que esta es mi opinión. La mía, no la de Hobby Consolas. Segundo, porque vivimos en una sociedad en la que todo, todo se puntúa, hasta a los amigos a base de “likes”…
Cada vez que compras algo o bien empleas cualquier servicio, se te solicita que lo valores. Y cuando comprarás algo, buscas las valoraciones de otros usuarios. Si no desconectas las opciones convenientes, el teléfono te vibra constantemente: “qué te ha semejado tal restorán, tal museo, tal hospital…”, si bien solo hayas pasado cerca.
Todo se puntúa actualmente. Todo. El usuario no comprendería que examináramos un producto y no lo puntuásemos. Conque se puntúa, siempre y en todo momento a sabiendas de que puntúes como puntúes, no van a parar de salir las voces disconformes. Acá tenéis los 50 juegos mejor puntuados en Metacritic entre 2010 y 2019.
Aunque ya no haga análisis de juegos, he hecho muchos, muchos durante estos años. Tantos, que ni los recuerdo. Y lo más bastante difícil para mí siempre y en todo momento ha sido poner una puntuación. ¿Habré sido justa, he tenido en cuenta todos y cada uno de los factores, todos y cada uno de los juegos afines, lo que aporta de nuevas y lo que no, lo que representa para su consola, para su género?
En Hobby Consolas, las notas se consensuaban (había temporadas que con largas asambleas, en otras temporadas de una forma más laxa) y solo recuerdo un par de veces en las que me debí luchar (probablemente hubo más). Una con Donkey Kong Country (no pude ponerle un cien), y otra con Super Mario 64, que lo peleé tanto que al final fue sin nota. Y eso, seguramente, fue lo más justo.
Me comía mucho la cabeza para poner un número, hasta que llegué a la conclusión de que el número, en el fondo, era lo de menos. Entonces me esmeré más en trasmitir lo que se sentía jugando que en intentar traducirlo en una cantidad.
Claro que quitaría las puntuaciones, que solo sirven para enmarañar y equiparar cosas inigualables. ¿Quizás poner unas estrellitas, como Amazon?
Puede ser, mas no lo veo, es posible que sea por el hecho de que en estos treinta años me he “institucionalizado” (para los que hayan visto Cadena Perpetua) y ya no concibo Hobby Consolas sin puntuaciones, si bien esas puntuaciones me duelan tanto como al pequeño al que le preguntan “a quién deseas más, ¿a mamá o bien a papá?” (yo me lo pegunté hace ya 10años).
Si repasamos los juegos más puntuados de la historia de Hobby Consolas (podéis hacerlo en nuestro especial), vamos a ver muchas cosas que nos chirrían… ahora, con la perspectiva que dan 3 décadas.
Las 3 Gracias de Rubens era la representación máxima de la belleza femenina en el siglo XVII, seguro que los críticos de la temporada le pusieron cien al cuadro. Vincent van Gogh murió joven y arruinado, ¿Llegaría al cuarenta La Noche Estrellada?
No, no me agradan las puntuaciones (jamás puntúo nada, ni los taxis ni las compras), mas si me queréis dar un “Like” seguro que lo agradeceré: si actualmente no te puntúan, no eres absolutamente nadie… ¿O bien si?
Las creencias expresadas en el artículo son las del autor y no tienen por qué razón coincidir precisa o bien precisamente con la situación de Axel Springer o bien Hobby Consolas.